Cierto día, el fósforo le dijo a la vela: Hoy te encenderé. ¡Oh no!, dijo la vela, tú no te das cuenta que, si me enciendes, mis días estarán contados; no me hagas una maldad de esas.
-¿Entonces tú quieres permanecer así toda tu vida? ¿Dura, fría y sin haber brillado nunca? preguntó el fósforo. -¿Pero tienes que quemarme? Eso duele y además consume todas mis fuerzas, murmuró la vela.
-Entonces respondió el fósforo. Tienes toda la razón!. Pero esa es nuestra misión.

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