Poco existe hoy el dar, sin esperar nada del otro. El dar por el placer de dar. Cuando alguien da algo esperando algo a cambio no está dando nada realmente. Estamos intercambiando, negociando. Dar por el placer de dar gratifica a quien da y a quien recibe. La recompensa es ver en los ojos del otro esa mirada de agradecimiento. El poder hacer al otro feliz es el mejor pago para el que se nos da.

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