Cuentan que en tiempos de la conquista, un oficial español se había enamorado de una india, hija de un cacique, llamada Shullca, pero era rechazado por ella cada vez que se acercaba a confiarle su amor. Despechado, comenzó entonces a perseguirla implacablemente. Una tarde la halló sola y se acercó sigilosamente, pero ella lo vio y comenzó a correr. Llegó un momento en que al frente de la indígena sólo había un árbol algarrobo y el abismo. Desesperada, se encaramó al árbol. Cuando él llegó le pidió buenamente que bajara, le dijo que la respetaría.

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